Una Piedra en el Zapato – Un Conflicto Matrimonial

Aprendiendo a Solucionar Un Conflicto Matrimonial…

De toda situación por molesta que sea como una piedra en el zapato podemos aprender.  Me dará mucho gusto compartir esta anécdota de mi relación de pareja en una situación de conflicto y la enseñanza con quién desee leerla y aprender o recordar algo que ilustre su matrimonio.

Ayer llegue sobre las 12 de la noche a casa muy cansada, desde muy temprano estuve bastante ocupada en mis labores y tratando de aprovechar el tiempo para cumplir con mis compromisos del día.

Cuando al final sentí que había cumplido con todo y que había tenido un buen día, llegue a casa y me dije: – como no alcance a barrer hoy, voy a hacerlo porque detesto sentir el polvillo del piso en mis pies o ver pelos de mi perra en el suelo.  Así que me dispuse a barrer rápidamente para acostarme porque era lo que en el fondo deseaba; sin embargo, cuando inicie a barrer me empezó mi mente a martillar con pensamientos tales como –es el colmo que mi esposo no me colabore con las cosas de la casa cuando tengo días como hoy en los que he estado bastante ocupada con otras labores y compromisos.

Mi mente seguía diciéndome: – claro, se acostó en la tarde un rato en la cama a jugar con su móvil (celular) y no se le ocurre decir otra cosa sino –pero como tienes la cama de desordenada, en lugar de decir o tomar la iniciativa de recoger su pijama o recoger su cobija. Mi mente no paraba mientras barría a esas horas y entre más me bombardeaban pensamientos de este estilo, yo más volaba hasta alturas inimaginables de la rabia que tenía en mi interior, hasta que llegue a la cocina y me encuentro con unas pisadas negras como de chicle o pegamento en el piso blanco, no una, ni dos, sino varias, miro de reojo la vitroceramica y la veo llena de sal y con algo de grasa, en ese momento mis pensamientos explotaban de rabia porque me parecía inaudito que mi esposo no me colaborará por lo menos con mantener limpio las cosas o si había ensuciado porque no se tomaba la molestia de limpiar. 

El hombre maravilloso que me había acompañado en el día, me había llevado hasta Madrid y luego había cenado conmigo y unos amigos hacia unas pocas horas se había convertido en mi mente en el hombre que quería mandar a la porra (es decir bien lejos).  

Así que espere a que saliera del baño para decirle en el tono más calmado que encontraba en las aguas oscuras de la rabia que me corría por mi cuerpo:- Estoy de muy malgenio contigo, es el colmo que… y así ya os podéis imaginar lo poco o mucho que le solté a la media noche.  Pues él como no se lo esperaba, su reacción sumada a la hora y el cansancio no fue en la mejor actitud y la situación que en un principio era una simpleza o algo pequeño se magnifico, pues aunque en el momento el me dijese lo siento es que no me di cuenta, yo no lo escuchaba, yo solo veía lo que había dejado de hacer, estaba tan molesta que aunque tratare de controlarme, me era imposible escuchar lo que mi esposo en algún momento me había dicho antes de que él también se tensionase.

 Así que la molestia de un principio se convirtió en una discusión y la discusión en un momento desagradable para los dos o mejor dicho en una pelea, aclaro no volaron platos ni insultos, ni gritos, pero si actitudes y palabras que sobraban.  En cuestión de minutos el gozo y la paz de nuestra casa se esfumaron, y en su lugar llegaron el malestar, la tensión, el orgullo y la tristeza que trae las discusiones.

A continuación os dejo con  mi reflexión y enseñanza al respecto después de calmarme, orar, pensar  con tranquilidad las cosas e incluso escuchar el consejo de una buena y sabia amiga.  Son enseñanzas que seguro usted ya conoce y ha escuchado, pero que al igual que yo en el día de ayer, puede pasar por alto y no corregir.

  1.   Sopesar las cosas a las cuales le estamos dando más importancia en nuestro corazón y que colocamos en ocasiones de forma inconsciente por encima de la importancia que debe tener aquellos a quienes amamos.  En este ejemplo en particular: No debí permitir que las cosas que tienen que ver con la organización de la casa me robaran la paz y la alegría de nuestro matrimonio.  Aunque para mí el orden o el aseo de la casa sean muy importantes no debo permitir que sean más importantes que mi esposo o pareja o que incluso mis hijos.
  2. La Palabra de Dios muy sabiamente y con toda lógica nos dice: “En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo…”.  El momento de hacer aseo o barrer, así fuese rápidamente por muchas justificaciones que yo pudiese tener para hacerlo, no era a las doce de la noche cuando estaba cansada y era la hora de dormir y descansar.  Eso mismo podía esperar y hacerse al otro día en la mañana. 
  3.  “Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.” Dice proverbios 25:28.  Efectivamente si yo hubiese dominado mi rabia en un primer instante y hubiese actuado con prudencia, habría esperado la hora y el momento adecuado para decir a mi esposo lo que ocasionaba mi molestia, y seguramente su reacción y actitud hubiesen sido otra.  Además, le hubiese escuchado mejor lo que él quería decirme y no me hubiese quedado en mi mente repitiéndome –claro, es que sólo se justifica, siempre lo mismo, disculpas y más disculpas y nada de acciones. 
  4.  “En todo tiempo ama al amigo y es como un hermano en tiempo de angustia” dice proverbios.  Si tienes un buen amigo que con sabiduría te pueda hacer ver tus errores, cuéntale la situación que te enoja y permítele que te muestre tu equivocación.  Pero para ello hay que tener un corazón que escucha y sabe aceptar una buena corrección.
  5. Y lo más importante para hallar tranquilidad después de un conflicto y poderlo solucionar en paz es despojarme de todo peso que me agobia conversando con Dios de aquello que me molesta y que me parece imposible de arreglar, pues en Su presencia encontramos una paz que nadie más nos puede ofrecer, ni tampoco entender.  En El hallamos lo que en nuestro corazón se ha agotado fruto de la rabia, decepción o tristeza.  Su amor nos impulsa a no seguir centrándome en las faltas del otro que me generan más rabia y me lleva a examinar mi conducta, a mirar en que también estoy fallando y me da la capacidad de reconocer mis fallos, pedir perdón si es necesario y arreglar el conflicto. 

Es mejor desahogar toda nuestra rabia y pensamientos de frustración en los oídos de Dios que en los oídos de mi pareja, porque Dios me escucha, me consuela, me tranquiliza y me redarguye de mis errores; mientras que si me desahogo en los oídos de mi pareja se puede doler más por mis palabras o mis reproches, no me va entender como yo quiero y se puede llenar de más motivos para discutir y no arreglar el problema o conflicto.

Un último apunte, si usted decide pedir perdón no lo haga esperando a que el otro también le pida perdón a usted porque se puede sentir frustrado al no hallar la misma respuesta.  Usted haga lo que le corresponde hacer sin desanimarse y deje que Dios haga lo que El si puede hacer en la vida de su pareja y usted no puede en sus propias fuerzas.

Espero de corazón que esta ilustración y enseñanza de mi relación de pareja ante el conflicto pueda ser de bendición en su vida.

Un abrazo,

Mary

Comments(4)

  1. Adela Hernandez 

    Me encanto tu historia y es una gran realidad lo que cada matrimonio experimenta en su diario vivir. La mujer sabia edifica su casa mas la necia con sus manos la destruye.

  2. COVENI 

    gracias

  3. Stephanny 

    Al despertarme esta mañana me levante con algo parecido a esos pensamientos que al principio cuenta. Y me dije: que feo despertarse con esto, me levante, mas molesta porque no se había levantado a hacerle el biberón al niño, después de darle el biberón, me puse a hacer mi devocional, hice lo de todos los días, cante un canción, ore, (el dije todo lo sentía), y esperando como siempre que a través de su palabra me hiciera ver mis errores no encontraba la guía bíblica, entonces la busque por la pagina wed. Sin saber que la repuesta a mis preguntas la iba a tener aquí. Gracias a Dios por este mensaje, cada día me muestra que me ama, gracias a ti Mary. Para mi ha sido de mucha bendición este mensaje.

    • Mary Slinder Durán 

      Dios te bendiga grandemente a ti Stephanny… me alegra saber que Dios ha usado esta experiencia y enseñanza de vida en la tuya…Un abrazo

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