En el mensaje anterior aprendimos que orar es conversar con Dios como un amigo de forma espontanea, sincera y sin reservas acerca de todas nuestras situaciones, actitudes, pensamientos, emociones, comportamientos y anhelos. Que la oración no es algo mecánico e inflexible sino que es una charla espontanea entre dos amigos que se puede dar en cualquier momento y lugar –Si la Presencia de Dios está con nosotros en todo momento, entonces cualquier momento es bueno para hablar con El-. Igualmente vimos que nuestra relación de amistad con Dios irá en aumento si se dispone de tiempo y disposición para desarrollarla. Si nos comunicamos con Dios solo en casos de emergencia, no podremos llegar a conocerlo, ni disfrutar de su amistad.
En esta meditación miraremos e incluso repetiremos algunas cosas que ya hemos tratado anteriormente al estudiar tres pautas que le ayudarán a mejorar la actitud hacia la oración.
1. Sea natural. Hable con Dios de todo lo que hay en su corazón y exprésese tal cual como lo siente o piensa en ese momento, si es alegría con alegría, si es enojo manifiéstele su enojo, si es dolor llore a su lado que no hay nadie que seque y consuele mejor sus lágrimas, si hay cansancio, duda, temor, culpa o desesperanza manifiésteselo abiertamente. Su conversación con Dios no necesita de filtros que le lleven a pensar si le dice o no le dice algo, recuerde que Dios es omnisciente lo cual significa que lo sabe todo. El ya conoce lo más íntimo de sus pensamientos incluso antes de que se le ocurran, sabe de sus frustraciones, errores, debilidades o deseos.
Tenga presente que para orar no es necesario ser rígido o mecánico, puede hablar con Dios en cualquier lugar o momento. Los oídos de Dios siempre están dispuestos para escucharle si hay una actitud sincera en su corazón y Su Palabra está disponible en todo tiempo para responder a su necesidad.
2. Sea específico. “Y orando, no uséis vanas repeticiones…piensan que por sus palabrerías serán oídos” Mateo 6:7. Lo que cuenta para Dios no son el número de palabras, ni lo elocuentes que sean. Lo importante para El es la franqueza de las mismas. Lo que hay en nuestro corazón da credibilidad a nuestras voces.[1]
Ejemplo de una oración más específica: En lugar de orar, “Dios ayuda a España y ten misericordia de la situación en España. Puede orar así, “Dios ayuda a Laura mi vecina y ten misericordia de su situación actual”.
Mientras más específico sea en sus peticiones de oración, con mayor rapidez y claridad se dará cuenta de las respuestas a las mismas.
3. Pidamos como es debido. Muchas veces Dios retiene las respuestas a algunas de sus oraciones esperando a que pida como es debido. Su Palabra dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”[2]. Ruth Graham la esposa del pastor y evangelista reconocido Billy Graham dijo alguna vez: “Dios no siempre ha respondido mis oraciones. Si lo hubiera hecho, me habría casado con el hombre inadecuado varias veces”
Es necesario seguir las indicaciones de Jesús en Mateo 7: 7-8 “Pedid, y se os dará, buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Pedid, buscad y llamad nos sirven como una guía de cómo orar a Dios.
Pedid: Nos acercamos a Dios y pedimos con respecto a una necesidad que queremos suplir. Es necesario pedir como conviene y necesitamos y no simplemente como queremos. Ford Philpot dijo: “Muchos de nosotros queremos lo que no necesitamos y necesitamos lo que no queremos”. Examine sus necesidades a la luz de la voluntad de Dios.
Buscad: La búsqueda implica acción. Dios hace su parte y nosotros la nuestra. Ejemplo: Cuando Jesús nos manda a orar diciendo: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”, no quiere decir nos vamos a sentar a esperar a que nos llegué el Pan que Dios nos mande. Dios nos insta a trabajar, a la acción. Lo que Jesús quiere decir es “Danos la oportunidad de ganar nuestro pan”. LA ORACION SIN ACCION ES PRESUNCION. [3]
Llamar: implica ser perseverantes. Mirar este ejemplo en Lucas 18: 1-8 de la viuda y el juez: “Jesús les contó una historia a sus discípulos, para enseñarles que debían orar siempre y sin desanimarse. 2 Les dijo:
«En una ciudad había un juez que no tenía miedo ni de Dios ni de la gente. 3 Allí también vivía una viuda, que siempre lo buscaba y le decía: “Por favor, haga usted todo lo posible para que se me haga justicia en la corte.” 4-5 Al principio, el juez no quería atender a la viuda. Pero luego pensó: “Esta viuda molesta mucho. Aunque no le tengo miedo a Dios, ni me importa la gente, la voy a ayudar. Si no lo hago, nunca dejará de molestarme.”»
6 Jesús agregó:«Fíjense en lo que dijo ese mal juez. 7 ¿Creen ustedes que Dios no defenderá a las personas que él eligió, y que día y noche le piden ayuda? ¿Creen que tardará él en responderles? 8 ¡Claro que no, sino que les responderá de inmediato!
Podemos confiar en que Dios responda aquellas oraciones perseverantes. Sin embargo, puede que haya oraciones que no hallen respuesta porque son contrarias a Su voluntad. Si la voluntad de Dios no está en sintonía con la nuestra debemos orar para que se establezca esa sintonía y nuestro corazón pueda estar confiado en que la voluntad de Dios siempre es agradable, perfecta y trae paz a nuestra vida.
Para concluir les dejo con esta palabra: “Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes”[4]. Cultivar su amistad con Dios a través de la oración –conversar con El abiertamente de todas las áreas de su vida- es importante para que El le conozca y meditar en Su Palabra –escuchar atentamente lo que El quiere decirle- es importante para conocerle a Él. Pero recuerde, es su decisión el grado de intimidad que quiere en su amistad con Dios. Usted estará tan cerca de Dios como lo desee.
Lluvia de bendiciones sean para ti,
Mary
[1] Tomado del libro “compañeros de oración” de John Maxwell. Pag. 29
[2] Santiago 4:3
[4] Santiago 4:8 –Biblia Nueva Versión Internacional-
Comment(1)
Jonathan Avila
28 marzo 2014 a las 02:12Doy gracias a Dios por este estudio porque me ha sido de mucha bendición.
Y se que a otros tambien les sera de bendición.