Hoy doy muchas gracias al Señor al tenerme por fiel llamándome para servirle, empezando en la ciudad de Cali (Colombia), el día 1 de agosto de 1975. Después de 40 años le sigo dando gracias por permitirme estar ahora sirviéndole en Madrid (España), respaldado por mi familia, en especial por mi esposa Stella, quien me ha acompañado en esta gran aventura misionera durante 38 años.
El Señor, por su pura gracia, me ha permitido ir más allá de ser para muchos su “tatarabuelo espiritual” (2 Timoteo 2:2). También quiero expresar mi gratitud a todas aquellas personas que de diferentes maneras, me han colaborado en ayudar a establecer el reino de Dios en la tierra.
A todos los que sirven al Señor les animo a que continúen haciéndolo con valentía y pasión. Él ha sido fiel conmigo como su siervo y lo es y lo seguirá siendo contigo; nunca olvidemos que Dios es nuestra herencia (Deuteronomio 18:1-2).
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Te invitamos a que veas estas fotos que resumen una vida de servicio a Dios.