Navidad es tiempo de paz y de alegría por celebrar un año más el nacimiento del Señor Jesucristo, quien es Dios hecho humano: “y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como el unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1: 14). En esta temporada navideña queremos honrarle al recordar y reflexionar sobre uno de los títulos dados a Jesús 739 años antes que naciera: “Príncipe de paz”.
¿Por qué «Príncipe de Paz»?
Una de las grandes promesas de Dios para la humanidad relacionadas con la paz, fue la dada por los ángeles a los pastores de Belén al anunciar el nacimiento del Mesías, el Salvador del mundo:
«Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
!!Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.»
Lucas 2: 8 – 15 (RVR1960)
En este pasaje se expresan dos ideas claras:
- Jesús venía a traer paz a la tierra.
- Dios tiene buena voluntad para la humanidad.
Reflexionando además en la profecía de Isaías de llamar a Jesús «príncipe de paz», podemos entender el por qué de este título dado a Jesús:
Jesús es príncipe de paz porque vino a establecer la paz del ser humano con Dios.
Si hay necesidad de paz es porque existe un conflicto, en este caso, un conflicto entre la humanidad y Dios.
¿Cuál es el conflicto entre el ser humano y Dios?
«por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios…».
Romanos 3:23 (RVR1960)
Dios creo al ser humano para tener una relación con él, pero el ser humano por su egoísmo, escogió su propio camino y se rebeló contra Dios, por lo que esta relación se interrumpió. Fue el ser humano quien se separó de Dios, libremente tomó la decisión de separarse de su creador. Esta decisión voluntaria de separarse de Dios es lo que la Biblia llama pecado.
En su diseño original Dios hizo al hombre y a la mujer para tener comunión con él, por eso el ser humano es tridimensional, tiene cuerpo, alma y espíritu. La humanidad tiene una necesidad espiritual de la que muchas veces no se da cuenta, no tiene paz interior pero no sabe por qué, pero Dios si, Dios sabe que lo necesitamos, por eso ideó un plan de rescate, para que en ese plan pudiera restaurarse la relación de la humanidad con Dios, satisfaciendo dos características de Dios: su amor y su justicia (que demanda para el ser humano un castigo por su pecado).
Dios es Santo (libre de corrupción moral), su carácter le impedía relacionarse con hombres y mujeres pecadoras. Además al separarnos, rebelándonos contra Dios, también recibimos como consecuencia el entregarle nuestra voluntad a satanás – el enemigo de Dios – convirtiéndonos en sus esclavos y enemigos de Dios como él.
¿Qué hizo Jesús para solucionar este conflicto y hacer la paz?
Jesús vino para morir en la cruz, cumpliendo con su muerte tres objetivos:
- Satisfizo la demanda de justicia de parte de Dios: en la cruz recibió el castigo de Dios por todos nuestros pecados, obteniendo así el perdón para nosotros.
- Nos dio libertad de la esclavitud a satanás.
- Nos reconcilió con Dios.
Siempre que se habla de paz se habla de reconciliar (restablecer la concordia o la amistad entre varias partes que estaban enemistadas. (DLE)):
«Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación».
Romanos 5: 10-11 (RVR1960)
Jesús pagó el precio para que nosotros podamos tener amistad con Dios. Una de las frases que Jesús mencionó en la cruz fue «Consumado es» (Juan 19:30) , es decir: «la cuenta está pagada», Jesús abrió el camino para que podamos relacionarnos con Dios. Aunque eramos los humanos los que nos habíamos separado el que ideó la reconciliación fue Dios, Dios hizo todo el trabajo, porque el ser humano ni siquiera era consciente de su problema y necesidad.
«Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.»
2 Corintios 5:18 – 20 (RVR1960)
La obra de reconciliación viene totalmente de Dios, ahora cada persona debe aceptar esa reconciliación con Dios, aceptar esa amistad.
La nueva amistad con Dios es para toda la eternidad, antes de Jesús el cielo estaba cerrado, los que morían creyendo en Dios, iban a un lugar de espera, que Jesús llamó el «seno de Abraham» (Lucas 16:19-31), pero cuando Jesús murió, nos abrió el camino al cielo, el camino para estar para siempre con Dios, como le dijo al ladrón que estaba a su lado en la cruz: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:43).
¿Qué pasa si alguién no acepta la reconciliación que ofrece Dios a través de Jesús?
Básicamente Dios lo tratará conforme a su justicia divina:
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.» Juan 3:36 (RVR1960)
Lo triste del ser humano es que no es consciente de su necesidad de Dios, por eso Dios ahora a través del Espíritu Santo esta en la labor de mostrarle a las personas lo que él ya ha hecho por ellos y la urgencia que tienen de aceptarlo, además les ha encargado a las personas que ya han aceptado esta reconciliación el transmitir este mensaje a otros, actuando como embajadores de su reino, un reino que ahora es personal, esta en cada uno de los que han aceptado el perdón y amistad de Dios a través de Jesús.
¿Qué compromiso adquiero al aceptar reconciliarme con Dios?
El reconciliarme con Dios implica arrepentimiento (que significa cambio de mente):
- Un cambio en la forma en que pienso respecto de Dios: ahora pienso que Dios me ama, es mi amigo y quiere lo mejor para mí.
- Un cambio en la forma de pensar de mi mismo: ahora reconozco que estaba separado de Dios y que necesito a Dios.
Conclusión:
Jesús es príncipe de paz porque su trabajo aquí en la tierra fue establecer la paz entre el ser humano y Dios. Él ya hizo todo lo necesario para que tú y yo podamos tener amistad con Dios, la pregunta ahora es:
¿Has aceptado ya este regalo de paz que te ofrece Dios?
Si tu respuesta es no, te invito a aceptarlo ahora mismo si es tu deseo hacerlo, simplemente habla con Dios, te puedo sugerir la siguiente oración como guía pero es más importante tu actitud interior y lo que piensas que tus palabras, sé sincero, puedes decirle algo como esto:
«Señor Jesucristo, gracias porque me amas y entiendo que te necesito. Acepto la reconciliación que me ofreces, te pido perdón por mis pecados, creo en ti y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados, confío en ti, toma la dirección de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea”.
Si tu respuesta es si, te invito a dar gracias a Dios porque puedes tener una relación con él por toda la eternidad, pídele que te ayude a entender lo grandioso de este regalo y a disfrutar este tiempo de Navidad con su verdadero significado, dejando que él te llene de la verdadera magia de la navidad: la paz y alegría sobrenatural de Dios independiente de las circunstancias externas que puedan estar sucediendo en tu vida, la alegría de conocer la buena noticia de que Dios te envío un Salvador y de que ya no estas solo o sola, ahora Dios está con nosotros, está contigo (Mateo 1:22-23) y te regala su paz:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tengan miedo” (Juan 14: 27).
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33).
También te invito a compartir esta buena noticia con los que te rodean, aprovecha la temporada navideña para compartir este mensaje del regalo que Dios nos ha dado y la necesidad de aceptarlo de forma personal.
Comment(1)
isabel hernandez
29 diciembre 2015 a las 20:42un saludo para mi amiga de años del colegio departamental, stella torres rubio, sera que puedes enviarme información sobre temas relacionados con la biblia