¿Por qué necesitas vida eterna?

¿Por qué necesitas vida eterna?

Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah 

Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. 

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.

Salmos 39:4‭-‬7 RVR1960

Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Romanos 8:20‭-‬21 RVR1960

El ser humano y la creación están ahora mismo sujetos a vanidad, es decir, viven en una realidad pasajera, que camina inevitablemente hacia la descomposición, hacia la muerte y sin mucho sentido. Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y…mueren. Inevitablemente mueren, da igual si fueron eminentes, ricos, sabios, buenísimas personas o malvados y pobres, mala gente o delincuentes, inevitablemente todos mueren. 

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Isaías 40:6‭-‬8 RVR1960 

Da igual los éxitos que consigas en la vida (las glorias, las flores), tarde que temprano se marchitarán, ya no estarán y tú inevitablemente te secarás, te envejecerás y morirás. Ese es el destino, la realidad de todos los seres humanos, desde el principio de la humanidad hasta ahora y así seguirá siéndolo por más avances tecnológicos, riquezas o desarrollos científicos que podamos obtener. Es una realidad inevitable. 

Por eso es que es necesario nacer de nuevo, para cambiar de realidad, cambiar de esencia, ser libres de la corrupción, de la tendencia a la descomposición, al desgaste y pasar a una nueva realidad que nos trajo Cristo, un nuevo ser humano con vida imperecedera, con sentido eterno, con vida eterna.

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

1 Pedro 1:3‭-‬5 RVR1960

¿De qué está hablando Pedro aquí?, ¿En qué consiste esa esperanza viva? ¿Por qué la vincula con la resurrección de Jesucristo?

En este pasaje nos dice que Dios, solamente motivado por su misericordia nos hizo nacer de nuevo/renacer a una esperanza viva, o sea, nos hizo volver a nacer, esta vez no de carne ni de sangre sino de Él mismo, con la semilla, el ADN celestial, el de Cristo e hizo esto posible y lo selló como una realidad por medio de la resurrección de Jesucristo. 

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

1 Pedro 1:22‭-‬23 RVR1960

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Juan 1:12‭-‬13 RVR1960

Jesucristo fue el primero de una gran familia de nuevos seres humanos con semilla, con esencia, con ADN de vida eterna. Cuando decidimos creer en Cristo nacemos de nuevo, obtenemos esta nueva simiente. Esta nueva realidad ya está en nuestro espíritu pero será completada al 100% cuando recibamos nuestros nuevos cuerpos que serán como es el del Cristo resucitado. Es una nueva vida que obtiene su vitalidad de la conexión directa con Dios, que bebe a Dios y Dios es su «fuente de eterna juventud», su manantial de vida imperecedera. 

Por eso es que la resurrección de Cristo es nuestra esperanza, nuestro sello, nuestra victoria, nuestra garantía de que eso va a ser así con nosotros también, que ya no moriremos, en realidad ya la muerte no tiene poder sobre nosotros, en el sentido de que lo peor que nos puede hacer la muerte de nuestros cuerpos terrenales es ser eliminados temporalmente de este mundo corrupto y pasajero, pero ningún poder tiene para desheredarnos de nuestra nueva esencia, no nos puede quitar nuestra nueva realidad eterna que no es corrompible ni desgastable, que no es vana, que no es pasajera, sino que es eterna.

Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

1 Pedro 1:17‭-‬19 RVR1960

Entonces, si ya somos eternos, si ya hemos sido rescatados de esta «vana manera de vivir» o sea de esta terrible realidad terrenal humana camino a la descomposición y pasajera, se nos invita a vivir nuestras vidas aquí en la tierra como ciudadanos de los cielos, como ciudadanos de la eternidad que están de paso por esta tierra. Como unos que ya hemos salido de una realidad humana que por noble, exitosa y aparentemente buena que sea, siempre será temporal, vana, pasajera e inevitablemente desgastable, perecedera. El envejecimiento es solo una etapa en la que el deterioro y el fin inevitable queda más en evidencia, pero que esto es así desde que das el primer llanto hasta el último respiro, es la maldición de la muerte y la corrupción desde el minuto uno hasta el último de cualquier vida terrena. 

Por eso se nos invita a la esperanza, la esperanza de una vida eterna, o sea, una vida que no es vana, que no es pasajera, una vida con significancia eterna y se nos invita a vivir ese tipo de vida desde ya, a alimentar y ver crecer a ese nuevo bebé, esa nueva criatura de duración eterna y al mismo tiempo vivir «matando» al de la naturaleza vieja, que sí, que ya murió cuando Cristo murió y el otro nuevo ya nació cuando Cristo resucitó, pero eso que es así en el papel, en el nuevo pacto de la vida eterna, que hacemos con Dios cuando creemos en su Hijo, eso que es así, Dios quiere pasarlo a cada uno de nosotros en nuestra experiencia.

De eso va en realidad la esperanza del cristianismo, de ser liberados de vivir una vida inevitablemente en descomposición y pasajera a vivir desde ya una vida gloriosa, o sea, una vida imperecedera, inmarchitable y eterna. Pero esto será más o menos cierto en cada uno de nosotros en la medida en que cada uno de nosotros acepte el desafío de dejar de vivir para esta vida terrena y guiado por el Señor  comience a vivir en y para la vida eterna.

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Juan 17:3 RVR1960

Si entiendes esto y vives y atesoras la vida eterna,  entenderás que gracias a Cristo eres sencillamente invencible, invencible en el sentido de que nada ni nadie te puede quitar tu nueva esencia y realidad eterna y nada ni nadie, ninguna circunstancia te puede impedir vivir y disfrutar de tu comunión con Dios, de esa fuente y realidad eterna.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

1 Juan 5:4‭-‬5 RVR1960

Deja tu comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Print your tickets